Category Archive : Texto

A una teta

Érase una mujer a unas tetas pegada,
éranse unas tetas superlativas,
éranse unas tetas globales y escribas,
érase un airbag muy bien inflado.

Era un balón de fútbol acompañado,
éranse dos embarazos algo altivos
éranse dos hipopótamos repanchingados,
era Pechón, en Cantabria, hiperbolizado.

Érase un doble barrigón de forma cervecera,
éranse unas pirámides de Egipto,
Veinticuatro Tribus de tetas era.

Érase un senísimo infinito,
muchísima teta, teta tan enorme
que en la cima de Babel la dejara pequeña

Mi casa

Mi casa no empieza por la puerta de entrada como otras, sino que lo hace por mi habitación.

Mi habitación tiene dos camas, una soporta a la otra pero no le importa, es su amiga.

Del techo cuelga un florescente tuerto y la pared, que también cuelga del techo pero toca el suelo con los pies, es adornada por varios retratos mios y dos posters de películas.

Hay una ventana que da a la a un patio interior. Yo pensaba que todas las ventanas de mi casa daban a patios interiores, pero no es así: Una vez estaba en un patio interior y miré a mi ventana y resultó que daba a mi habitación. Jamás lo habría sospechado.

También hay una minicadena que a veces le da por cantar, sobre todo por la mañana, pero no nos importa porque lo hace muy bien y a veces incluso nos cuenta las noticias sin que le preguntemos.

Mi mesa… mi mesa es un desastre, mejor salgo de la habitación para describir otra.

Las otras habitaciones las tendré que describir de memoria porque desde aquí sólo veo un armario que estaba en mi habitación, pero debía tener frio y se fue al pasillo rompiendo una columna. En el pasillo aun sigue con las caras de dos cíclopes sorprendidos mirando hacia el pasillo

La habitación de mis padres tiene dos camas que se querían tanto que se unieron y un espejo por el que siempre que miro se asoma un chico bastante feo. Pero es algo común en esta casa, pasa en todos los espejos.

Algunas puertas perdieron una parte de su cuerpo en una batalla que no me quieren contar y se pusieron un cristal para que no pasase el aire. Debe ser muy desagradable que el aire te atraviese un agujero en el cuerpo. Como también debe ser desagradable que miren a través de ti, el cristal es borroso.

Hay dos servicios, uno está cerca de mi habitación y a veces guiña un ojo y lo deja así mucho tiempo, pero últimamente observa todo con mucha atención.
En las paredes y suelo de este servicio hay atrapadas escenas antiguas, escenas modernas y escenas que no han llegado. Algunas de ellas nunca llegarán: Un dinosaurio desgarrando un trozo de carne, un hombre lanzando una bola con un extraño artefacto, una medusa de esas que no son venenosas, una patera que alguna vez contuvo a un pobre hombre y un mecha como Mazinger Z habitan el suelo.
Las paredes son más interesantes: Cuando las pusieron procuraron no juntar el cuerpo de un dragón que se ve clarísimamente para que no cobrase vida y así pudiésemos enseñárselo a todas nuestras amistades.
También nos pusieron un demonio, un señor sujetándose por un brazo de una cornisa y un hombre comiendo aceitunas.

La habitación de mi hermana está llena de objetos mágicos ya sin pilas. Tenía una cama que tornó en litera y volvió a ser cama, pero se cambió de sitio. También tuvo al primer aparato cantor de la casa, de esos que les metes una galleta y te cantan lo que pone, además le creció un frigorífico y una mesa con ordenador.

La entrada guarda un montón de cajitas llenas de secretos pero vacías de cosas materiales y un cachorrito de jirafa tan presumido que se dio un baño de oro y no se pudo volver a mover.
Dos angelitos guardan aquello que da vida a toda la casa y hay un gran espejo que en vez de mostrar la cocina muestra la misma entrada.

La cocina sigue igual desde que nací a excepción del frigorífico, que pensó que estaría mejor en casa de mi abuela y el lavavajillas, que se cansó de limpiar y tuvimos que despedirlo.
Para un cubierto no puede haber nada mejor que el lavavajillas: Después de una jornada laboral completa y de dormir junto a tantos cubiertos ¿Qué mejor que apoyarte en una pared y notar como te duchan con agua calentita?
Los platos y vasos que había en los armarios fueron suicidándose, especialmente cuando yo les agarraba y también fueron reponiéndose.
Detrás del micro-ondas se esconde la batidora. No debe ser agradable batir cosas con los pies, por eso está tan escondidita siempre.
Unos vasos rojos que antes usábamos para beber fueron encogiendo y ahora casi no cabe agua, así que ya no les usamos.

En mi despensa además de comida hay un tunel del tiempo debajo de la tabla de planchar, de tal manera que todo lo que cae allí desaparece por más que lo busques.
He de confesar que no sabemos si el tunel es espacial, temporal o espacio-temporal, porque ninguno tenemos ni idea de a donde van los objetos que se pierden

En mi salón hay una pequeña casa con unos personajitos que cada vez que les observamos se quedan parados parados, un montón de elefantes y criaturas del mar (lo que demuestra que Valladolid estuvo alguna vez cubierto por el mar). También hay una ventana de 28 pulgadas que da a todas partes, pero en general enfoca a lugares poco interesantes y la solemos acallar.
Había unos peces de colores, pero llegó una sirena de sal, se los comió, se bebió el agua y se quedó ahí a vivir. Por lo menos no come ni hay que limpiarla, pero ya que la damos alojamiento podría cantar.

El cuarto de estar tiene otra ventana como la del salón, más pequeñita, y un pedazito de selva que Eddie, un conejito, se comió dejando que la luz entrase a toda la casa. Supongo que también se comería los leones, porque no hay ninguno. La mesa del cuarto de estar es más tímida que la del salón, que un dia le dio por adelgazar y hacerse transparente enseñandolo todo. Aunque para compensar crece cuando quiere.

El estudio… el estudio es un secreto

Los cumpleaños de mis primos

.

Algunos sábados alguno de mis primos celebraba su cumpleaños. Esos sábados mis hermanos y yo íbamos López Gómez arriba. Mi hermano y yo de la mano de mi madre, mis hermanas delante. El recuerdo es siempre nocturno.

El portal tenía muchísimas escaleras empinadísimas que terminaban en un ascensor con pinta de antiguo, abierto por los lados para dejar ver como sube y baja.

Arriba nos recibía quien abriese y el gato y, tras un beso de cada uno de nosotros a cada uno de ellos los pequeños nos íbamos a la cocina y los mayores se quedaban en el salón.

La mesa de la cocina era una bacanal de dulces y sandwichs. Conguitos, patatas, bollería industrial, refrescos de todos los colores, etc. La norma no escrita decía que primero teníamos que comer, por lo menos, un bocadillo y luego ya podíamos arramblar con el resto.

Mi tía nos servía un dedo del refresco que pidiéramos y mientras la espuma se apartaba para dejar espacio a más bebida servía a otros y nos olvidaba, dejándonos con dos sorbos en el vaso.

Después de comer cada uno se iba a jugar con aquellos de su edad y nos volvíamos a reunir para comer la tarta y cantar el cumpleaños feliz, que no le gustaba a nadie, ni a los cantantes ni a los cantados.

Nos comíamos la tarta también por separado y seguíamos jugando hasta que, al final de la noche, mi madre nos hacía parar y recoger el juego para quedarse una hora más hablando con mi tía, haciéndonos esperar con el abrigo puesto en el recibidor.

Como desayunar sin pagar

Primero hay que pedir un desayuno completo y un vaso de agua. Te tomas el desayuno, coges el agua y se lo lanzas al camarero. Después le intentas acertar con el vaso en la cara.

Así no sólo tienes tu desayuno, sino que además cobras.

Mufasa, chupame el glande.

Mi casa me queda grande.

Mi queso me queda grande

Mi caso me queda grande.

Me caso y me queda grande

Me quiso y me queda grande

Miedo

En política, el que no tiene miedo es que no se entera.

La cama

No hay un mueble más versátil que la cama, nada más confortable que una cama calentita, un útero artificial donde arroparse y moverse protegido de las agresiones diarias, nada más excitante que ese campo de batalla sexual pequeño por antonomásia (todo el mundo acabamos en el suelo siempre muertos de risa en más de un momento dado); la cama es el sitio donde se tramitan nuestros sueños de futuro, la cama es el lugar donde tomamos las fuerzas para realizarlos, pero la cama también es el lugar hacia donde nos dirigimos por rutina a acostarnos junto a alguien al que no queremos, la cama es el lugar de nuestras pesadillas, donde abrimos los ojos y vemos el vacío, la cama es el lugar donde pasamos frio, y nos levantamos y ponemos otra manta y seguimos con frio, el lugar donde nos acurrucamos y por mucho que extendamos el brazo no encontraremos ese cuerpo amigo, la cama es el lugar donde los dolores nos asaltan y esperamos, a veces, vanamente que alguien nos socorra, la cama es la soledad más inmensa, porque la cama como la mesa han sido hechas para ser compartidas.

De Antonio

Un sueño de piedra, onírica granítica que se disuelve en agua. El pundonor llamado a desvencijar las largas horas de pensamiento tedioso y fluctuante, es el único compañero ideal. Ya sé que el arbitrio del destino desemboca en el mismo mar que el error en el pasado, ya sé que las palabras tienen un fin al que llaman beso y que las miradas de ternura son verdaderos rayos de luz que colman el espíritu. No obstante deseo ser deseado por los deseos de aquellas personas deseosas de desearme y los demás QUE LES DEN.»

Corre

Corre, corre corre
Corre de mi mano
Corre corre corre
No me sueltes
Corre corre corre
Sigue a mi ritmo
Corre corre corre
Esquiva ese arbol.
Corre corre corre
Sonríeme.
Corre corre corre
Dime que me quieres
Corre corre corre
No dejes de correr
Corre corre corre
El bosque es nuestro
Corre corre corre
Ahora nadie nos ve
Corre corre corre
Sonríe
Corre corre corre
Grita
Corre corre corre
Se feliz
Corre corre corre
Nos aceramos
Corre corre corre
Mirame
Corre corre corre
Dime que me quieres
Corre corre corre
Dime que me quieres
Corre corre corre
Dime que me quieres
Corre corre corre
Dime que me quieres
Corre corre corre
Dimelo una última vez
Corre corre corre
Ya casi estamos
Corre corre corre
Acariciame con tu mirada
Corre corre corre
Estamos en medio del bosque
Corre corre corre
Vamos a llegar
Corre corre corre
Dime que me quieres
Corre corre corre
¡Ya está aquí!
Corre corre corre
Ya estamos en él
Salta salta salta
Y ya está.
Cae cae cae
Ahora sólo dejate caer
Duerme duerme duerme
Deja de luchar
Duerme, duerme duerme
En unos segundos todo habrá acabado
Duerme duerme duerme
No llores
Duerme duerme duerme

Engaño

Poner las frases

en varias lineas

para que parezca

poesía

Gracias por Sherlock

-Gracias por ser tan buen amigo, Moriarty

-Gracias por serlo

-Y gracias por pagarme tan bien

-Gracias por Sherlock

La taxista con cara de lista

Había una taxista con cara de lista, que jamás tomó partido por ningún partido.

«El partido de la izquierda esto, el partido de la derecha aquello, el partido del medio bla, bla bla bla, bla ble bli, ble bli blo, bli blo blu»

Un día, un cliente, partido de risa, le metió prisa: «Y si tanto sabe como hacerlo, ¿Porqué no nos permite verlo?» ¿No se cansa de arreglar el mundo desde aquí?.

Cuando paró con mucho tino en el destino y el cliente atrevido hubo partido, la altiva taxista, como pensativa artista, realizó unas llamadas en las que no dijo bobadas.

Al día siguiente el mundo estaba arreglado.

Esta historia es verdadera, pero aun no ha sucedido.

Microrrelato

Juan era un mal cómico, pero un buen tipo. Murió al final de una actuación en una fábrica de conservas de tomate

Niño preguntón

-¿Para qué venimos al colegio?
-Para aprender
-¿Para qué?
-Para conseguir trabajo.
-¿Para qué?
-Para vivir
-¿Para qué?

Lerumba Tarumba

Lerumba Tarumba, quien sabe si por su nombre, odiaba a todos los que compartían esa sala con él. Les odiaba tanto que no pudo aguantarse y abrió una ventana y les fue arrojando pese a sus quejas y llantos y llamadas de socorro.

Después de su arrebato violento abrió la puerta y salió por ella. Bajó las escaleras con pena y con olvido, dejándose caer por cada escalón y moviendo sus brazos con desgana como péndulos de carne muerta. De repente se da la vuelta y empieza a subir sin razón aparente, pero no termina de conseguirlo. Algo se lo impide. ¡Lerumba tiene que bajar!. ¡Baja! ¡Baja, Lerumba! ¡Te lo ordeno! Yo soy el escritor. ¡En mi cuento mando yo!

-¡Y un huevo! me contesta Lerumba sin saber bien donde mirar. – No pienso bajar las escaleras y dejar que me trinquen. Me voy a atrincherar en la habitación.

Lerumba baja y llega a la calle.

-Que no. No mientas. Estoy en el piso otra vez. No pienso bajar porque tú lo quieras. Soy tu personaje pero no te pertenezco. Soy libre.

Lerumba entonces abre la ventana y se arroja por ella.

-No me he arrojado. Ni siquiera he arrojado a nadie por la ventana. Están todos atemorizados por lo que dices. Pero, -dijo dirigiéndose a las demás personas en la habitación- pero no se preocupen, yo no voy a lanzarles, no tengo nada contra ustedes.

Entonces todos se arrojan por la ventana sin motivo aparente.

-¡No lo hagais! ¡No tenéis por qué hacerlo! – Se lamenta Lerumba.

Se lamenta y resiste. Pero ningún otro personaje es díscolo. Todos los demás se arrojan educadamente, por turnos, cediéndose el paso, muy sonrientes y Lerumba no puede hacer nada para evitarlo más que intentar sujetarlos. Entonces dejan de arrojarse y Lerumba se ve empujado a la escalera, pero no quiere bajar.

-Déjame en paz, escritorzucho de mierda. Ni siquiera eres un escritor famoso, eres un bloguero lamentable. Si me va a manejar alguien que sea alguien importante.

En medio del tira y afloja, aparecen en la habitación un par de hombres furiosos y grandes como dos osos que agarran a Lerumba por los brazos y le obligan a bajar a rastras a la calle. Los vecinos oyen que grita al aire mientras le sacan: «eres un escritor malísimo. Tus cuentos no tienen interés. Son muy cursis o aburridos y tu estilo de escritura es propio de un engreído. Además siempre usas fragmentos de Walking Around de Neruda como si fuera algo muy original. Todos tus cuentos tienen un personaje que se muere de vergüenza o espanto o bajan escaleras con pena y con olvido. Mira el principio del cuento. Eres penoso. No vas a conquistar a ninguna mujer con tu escritura. Fantaseas con que alguien diga que le ha gustado tanto tu cuento que quiera besarte pero todas tus historias son una mierda. Nunca te van a besar después de leer lo que escribes. Nadie se va a tirar a tus brazos pidiéndote que le hagas el amor. Tus cuentos son la antítesis de la lujuria, un antídoto para el deseo. Un antítodo para gustar a nadie. Espero que seas guapo, porque si dependes de lo que escribes vas a morir virgen.

Mientras grita sin parar los hombres oso le arrojan a la calle, llena de los cadáveres de los hombres que compartían habitación con él, mientras las viejas que lo ven murmuran: «Resistirse al escritor. ¿Habrase visto? ¡Qué grosería! ¿Pero quién se habrá creído?»

Lerumba grita y maldice: «Eres un maldito tirano. ¿Y qué es eso de tirarse por la ventana educadamente? Estás como una puta cabra por inventar a un personaje capaz de rebelársete. No sabes el precedente que causas». ¡Podrías joder toda la literatura a partir de ahora con tu literatura barata!

La gente le abuchea y le pide que se vaya, que nadie quiere a un personaje rebelde, que no vale de nada el libre albedrío en una novela.

Y se va, pero grita una última frase que es todo un manifiesto: «Me voy, pero no pienso entrar en ninguna sastrería ni ningún cine ni voy a llorar a gritos ni quiero un descanso de piedras o de lana. Eres un gilipollas».

Y se va, y entra en una sastrería y en un cine, llorando a gritos, donde pide un descanso de piedras o de lana.

-¡QUE NO!

Que sí. Ve buscando un cuchillo verde. Y tú, lectora, ya me estás besando la próxima vez que me veas en lo que buscamos el hotel más cercano.

¿Qué poner cuando no sabes que poner?

¿Qué decir cuando no sabes que decir?
¿A quién criticar cuando no sabes a quien criticar?

¿Qué escribir cuando no sabes que escribir?
¿A quién referirte cuando no sabes a quien referirte?

¿Qué escupir cuando no sabes que escupir?
¿A quién cocinar cuando no sabes a quien cocinar?

¿Qué troquelar cuando no sabes que troquelar?
¿A quién grabar cuando no sabes a quien grabar?

Definiciones

Requiero: Primera persona del presente de indicativo del verbo requerir.

Requiero: Diminutivo de la perimera persona del presente de indicativo del verbo querer mucho.

Oda a la novia de Tito

La novia de Tito es muy fea y tiene pito.
Lo que a decir viene que tiene pene
Cuando están en el ajo es ella la que mete el badajo
Quiero decir, es ella a él la que le mete el cimbrel
osea, que es ella la que le folla con su enorme polla
Da la impresión de que es mayor que un hotentote ese enorme cipote
Creo que le atraviesa todo el ano con su enomre balano

Desesperar esperando

Morir Matando
Amar odiando
Reir llorando
Obtener cediendo
Nacer muriendo
Andar corriendo
Ir viniendo

Venir siendo

Casa del descalzado

Dice en Deuteronomio 25 que si dos hermanos viven juntos y uno fallece sin hijos, la viuda podrá acostarse con el hermano de su marido, pero no casarse con otro hombre. Si el hermano del marido no quiere, ella le llevará a un lugar público, le quitará las sandalias y le escupirá en la cara y su casa pasará a llamarse Casa del descalzado.