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¿Quién les cae mejor? ¿El cocodrilo o el hipopótamo?

A mi también este último, pero es mucho más peligroso que el primero.

Esto es publicidad animal

Conversación con Ringo

-¿A qué no sabes qué he comido hoy? Empieza por C.

-¡Macarrones!

Presos soeces

¿Que quereis conde cagamos con los presos cagarramos? ¡Cagaleras! ¿Cagaleras? ¡Cagaleras les mandeis! Ah, asustado meais. Pues yo sé lo cago, y cago bien.

Lerumba Tarumba

Lerumba Tarumba, quien sabe si por su nombre, odiaba a todos los que compartían esa sala con él. Les odiaba tanto que no pudo aguantarse y abrió una ventana y les fue arrojando pese a sus quejas y llantos y llamadas de socorro.

Después de su arrebato violento abrió la puerta y salió por ella. Bajó las escaleras con pena y con olvido, dejándose caer por cada escalón y moviendo sus brazos con desgana como péndulos de carne muerta. De repente se da la vuelta y empieza a subir sin razón aparente, pero no termina de conseguirlo. Algo se lo impide. ¡Lerumba tiene que bajar!. ¡Baja! ¡Baja, Lerumba! ¡Te lo ordeno! Yo soy el escritor. ¡En mi cuento mando yo!

-¡Y un huevo! me contesta Lerumba sin saber bien donde mirar. – No pienso bajar las escaleras y dejar que me trinquen. Me voy a atrincherar en la habitación.

Lerumba baja y llega a la calle.

-Que no. No mientas. Estoy en el piso otra vez. No pienso bajar porque tú lo quieras. Soy tu personaje pero no te pertenezco. Soy libre.

Lerumba entonces abre la ventana y se arroja por ella.

-No me he arrojado. Ni siquiera he arrojado a nadie por la ventana. Están todos atemorizados por lo que dices. Pero, -dijo dirigiéndose a las demás personas en la habitación- pero no se preocupen, yo no voy a lanzarles, no tengo nada contra ustedes.

Entonces todos se arrojan por la ventana sin motivo aparente.

-¡No lo hagais! ¡No tenéis por qué hacerlo! – Se lamenta Lerumba.

Se lamenta y resiste. Pero ningún otro personaje es díscolo. Todos los demás se arrojan educadamente, por turnos, cediéndose el paso, muy sonrientes y Lerumba no puede hacer nada para evitarlo más que intentar sujetarlos. Entonces dejan de arrojarse y Lerumba se ve empujado a la escalera, pero no quiere bajar.

-Déjame en paz, escritorzucho de mierda. Ni siquiera eres un escritor famoso, eres un bloguero lamentable. Si me va a manejar alguien que sea alguien importante.

En medio del tira y afloja, aparecen en la habitación un par de hombres furiosos y grandes como dos osos que agarran a Lerumba por los brazos y le obligan a bajar a rastras a la calle. Los vecinos oyen que grita al aire mientras le sacan: «eres un escritor malísimo. Tus cuentos no tienen interés. Son muy cursis o aburridos y tu estilo de escritura es propio de un engreído. Además siempre usas fragmentos de Walking Around de Neruda como si fuera algo muy original. Todos tus cuentos tienen un personaje que se muere de vergüenza o espanto o bajan escaleras con pena y con olvido. Mira el principio del cuento. Eres penoso. No vas a conquistar a ninguna mujer con tu escritura. Fantaseas con que alguien diga que le ha gustado tanto tu cuento que quiera besarte pero todas tus historias son una mierda. Nunca te van a besar después de leer lo que escribes. Nadie se va a tirar a tus brazos pidiéndote que le hagas el amor. Tus cuentos son la antítesis de la lujuria, un antídoto para el deseo. Un antítodo para gustar a nadie. Espero que seas guapo, porque si dependes de lo que escribes vas a morir virgen.

Mientras grita sin parar los hombres oso le arrojan a la calle, llena de los cadáveres de los hombres que compartían habitación con él, mientras las viejas que lo ven murmuran: «Resistirse al escritor. ¿Habrase visto? ¡Qué grosería! ¿Pero quién se habrá creído?»

Lerumba grita y maldice: «Eres un maldito tirano. ¿Y qué es eso de tirarse por la ventana educadamente? Estás como una puta cabra por inventar a un personaje capaz de rebelársete. No sabes el precedente que causas». ¡Podrías joder toda la literatura a partir de ahora con tu literatura barata!

La gente le abuchea y le pide que se vaya, que nadie quiere a un personaje rebelde, que no vale de nada el libre albedrío en una novela.

Y se va, pero grita una última frase que es todo un manifiesto: «Me voy, pero no pienso entrar en ninguna sastrería ni ningún cine ni voy a llorar a gritos ni quiero un descanso de piedras o de lana. Eres un gilipollas».

Y se va, y entra en una sastrería y en un cine, llorando a gritos, donde pide un descanso de piedras o de lana.

-¡QUE NO!

Que sí. Ve buscando un cuchillo verde. Y tú, lectora, ya me estás besando la próxima vez que me veas en lo que buscamos el hotel más cercano.

Conversación

Yo dice:
Joer que buena está la piva de tu avatar. La que no eres tu.
%&%&%&% dice:
no tienes gracia
Yo dice:
Ni tu tetas.

¿Qué poner cuando no sabes que poner?

¿Qué decir cuando no sabes que decir?
¿A quién criticar cuando no sabes a quien criticar?

¿Qué escribir cuando no sabes que escribir?
¿A quién referirte cuando no sabes a quien referirte?

¿Qué escupir cuando no sabes que escupir?
¿A quién cocinar cuando no sabes a quien cocinar?

¿Qué troquelar cuando no sabes que troquelar?
¿A quién grabar cuando no sabes a quien grabar?

Sabiduría de mi profesor de autoescuela

«La gente se ríe de mi porque tengo un aro en la nariz y yo me río de ellos porque no lo tienen».

Definiciones

Requiero: Primera persona del presente de indicativo del verbo requerir.

Requiero: Diminutivo de la perimera persona del presente de indicativo del verbo querer mucho.

Piensa en los chinos

¡No tengo hambre!

Piensa en los chinitos

He pensado en toda clase de chinos. Sigo sin tener hambre

Despedidas

La gente, por teléfono, se despide multitud de veces con:

-Bueno, venga, un abrazo

o

-Vale, hasta luego. Un beso

Sin embargo, nadie dice:

-Nos vemos, un polvo

-Hasta la vista, un apreton de manos

Conversación

-Soy débil, lo mío es ceder
-Yo fuerte. Lo mío es deuveder.

Conversación con mi madre

-Hola.
-Hola
-¿Estás solo?
-Sí.
-¿No está Pedro?
-No
-¿Ha salido?
-Sí
-¿Dónde ha ido?
-No sé.
-¿No lo sabes?
-No.

Belleza

Oliverio el poeta dice: “Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo, un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportar una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias. Pero eso sí, y en esto soy irreductible, no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar, pierden el tiempo conmigo”.

Oda a la novia de Tito

La novia de Tito es muy fea y tiene pito.
Lo que a decir viene que tiene pene
Cuando están en el ajo es ella la que mete el badajo
Quiero decir, es ella a él la que le mete el cimbrel
osea, que es ella la que le folla con su enorme polla
Da la impresión de que es mayor que un hotentote ese enorme cipote
Creo que le atraviesa todo el ano con su enomre balano

Monosílabos

Sí Hum No No Sé Ajá Bueno Vale Como Quieras

Geometría básica

Dos puntos no coincidentes determinan una recta.

Tres puntos no alineados ni coincidentes determinan un plano.

Dos puntos no alineados no existen.
Las ensaladas no aliñadas sí existen.

Un punto se determina con tantas coordenadas como dimensiones tengamos.

Una coma se consigue añadiendo un rabito a los puntos.

Desesperar esperando

Morir Matando
Amar odiando
Reir llorando
Obtener cediendo
Nacer muriendo
Andar corriendo
Ir viniendo

Venir siendo

Declaraciones

Si te acercas a una mujer y dices que te entregas todo tú, te estás declarando como entero.

Si te declaras en una piscina, nadando, te declaras como float ador

Si te declaras cantando «I´ll be watching you», te declaras como tipo sting.

Gran idea

Quiero tener muchos hijos para regalárselos a las visitas

Casa del descalzado

Dice en Deuteronomio 25 que si dos hermanos viven juntos y uno fallece sin hijos, la viuda podrá acostarse con el hermano de su marido, pero no casarse con otro hombre. Si el hermano del marido no quiere, ella le llevará a un lugar público, le quitará las sandalias y le escupirá en la cara y su casa pasará a llamarse Casa del descalzado.