De Antonio
Un sueño de piedra, onírica granítica que se disuelve en agua. El pundonor llamado a desvencijar las largas horas de pensamiento tedioso y fluctuante, es el único compañero ideal. Ya sé que el arbitrio del destino desemboca en el mismo mar que el error en el pasado, ya sé que las palabras tienen un fin al que llaman beso y que las miradas de ternura son verdaderos rayos de luz que colman el espíritu. No obstante deseo ser deseado por los deseos de aquellas personas deseosas de desearme y los demás QUE LES DEN.»